17 febrero 2007

Cosas que el dinero puede comprar, o no

Una mujer que conduce un viejo utilitario en su época de estudiante puede hallar una dicha temporal cuando empieza a trabajar y logra comprarse un bonito deportivo, pero pronto se acostumbrará a conducirlo, lo integrará como una parte habitual de su vida y dejará de alegrarla. Es lo mismo que le ocurre a los ganadores de lotería: un estudio de Brickman, Coates y Janojj-Bullman señala que aquellos a los que les toca un gran premio económico sólo experimentan un incremento de felicidad el primer año, mientras que los consecutivos se mantienen igual porque ya se han acostumbrado al nuevo tren de vida y no les resulta extraordinario (...)


La sociedad sobrevalora los beneficios que el dinero le reportará. "Los nuevos ricos pasan de repente de un grupo social de menos ingresos a otro mayor y su bienestar sí crecerá, al menos de forma temporal", señala el estudio. Pero llega el día en que esos nuevos ricos pierden a sus antiguos vecinos del barrio como referencia y comienzan a fijarse en el nuevo grupo social al que pertenecen. Es entonces cuando el éxtasis desaparece.

Y es que conducir un deportivo deja de ser tan agradable cuando uno se encuentra en el garaje con el nuevo Lexus del vecino. Tras la unificación de Alemania, los niveles de felicidad de los vecinos del Este cayeron en picado, ya que pasaron de compararse con ciudadanos del bloque soviético a mirarse en el estilo de vida de sus vecinos de la Alemania Occidental. (...) "Por eso la felicidad social no ha avanzado pese a que mejore la calidad de vida en un país, porque nos peleamos siempre por tener lo que tiene el vecino", según Baucells. (...)

Hay dos tipos de bienes: los básicos, como comer, descansar o disfrutar con los amigos, que son básicos y su placer dura siempre, y los de consumo -bienes de consumo como un coche o un viaje al extranjero-, a los que uno se acostumbra mucho más rápido de lo esperado y, por tanto, el éxtasis dura poco. "Son adaptativos", aclara. El dinero puede comprar la mayoría, pero la dicha de los bienes materiales dura menos. Por ello es más feliz aquel que centra el bienestar en esos bienes básicos y no los de consumo.

fuente : Amanda Mars, Cosas que el dinero puede comprar, o no

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